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Haciendo lo Inasible.

De pronto, una voz lejana pronunció mi nombre mientras mi cuerpo y alma se transmutaban en resorte metálico, descendiendo sin freno los escalones de concreto. No me convertí en el objeto, sino en el movimiento: en ese fluir constante de energía que estira y encoge, entre la memoria y la percepción, entre lo vivido y lo recordado.